Voy a hablar de una pequeña profesión que creo resultará interesante, aunque quizás poco original. Es bien sabido que hay pocas profesiones para los wardu, y que la mayoría los mantienen bien atados al lado de sus amos y pueden ser desempeñados por los mushkenu. Pero existen excepciones. Un ejemplo de ello son las guardianas de las Naditum, hembras wardu dedicadas en exclusiva a proteger a las hijas o hermanas de sus amos.
Otra son los peligrosos cazadores de cabezas de la ciudad de Mari. Estos wardu son entrenados en técnicas de combate, rastreo y supervivencia por otros cazadores. Su presa es siempre la misma: los cimmerios. Al contrario que otros de su raza, pasan la mayor parte del tiempo fuera de las ciudades y la presencia de sus amos.
Fueron instaurados hace varios siglos tras un feroz ataque de una horda de cimmerios a la ciudad. El Ensi decidió que había que llevar el miedo a los hogares de los bárbaros, intimidarlos para hacerles pensar dos veces en dejar sus aldeas solas y desprotegidas. Entrenados por especialistas del ejército de Sargón, estos cazadores actuaron a partir de entonces como peligrosos y solitarios asesinos, convirtiéndose en una pesadilla para sus presas.
Son inmisericordes y vagan por las altas tierras de los bárbaros matando a sus líderes y guerreros más fuertes. Pero estas criaturas no son berserkers enfurecidos que se lanzan a la batalla sin pensar, sino fríos y templados guerreros disciplinados en la estrategia. En una tierra hostil y sin más ayuda que la de sí mismo, los cazadores de cabezas aprenden a tender trampas y atraer a sus presas con crueles cebos. No son raros los casos de niños secuestrados, aldeas quemadas o huellas dejadas deliberadamente para hacer salir a los enfurecidos hombres de sus refugios. Para los cimmerios, son cuentos de terror y hombres del saco que les recuerdan que, mientras Sargón viva, no tendrán paz en sus vidas. Si algo puede hacer que dos clanes rivales bárbaros dejen sus diferencias a un lado, es la presencia de una de estas criaturas.
El estilo de vida de estos wardu tiene extraños efectos en ellos, volviéndolos menos humanos y adoptando hábitos completamente escalofriantes. Casi todos coleccionan los cráneos de sus enemigos como trofeos de caza. Tampoco son raros los casos de aquellos que comen carne de cimmerios, convirtiéndose literalmente en depredadores, sobre todo en invierno, que es cuando actúan, ya que soportan el frío mejor que sus enemigos. Se dice que habitan cavernas durante esa estación, y que cada cazador tiene un territorio que considera suyo y no comparte con otros wardu. No pocos disfrutan con la tortura de sus enemigos. Todo ello los aparte de los wardu a los que están habituados los otros.
Y aún así son esclavos, pues deben volver a sus amos cada verano con las cabezas de todos los líderes que han matado, así como información acerca de la situación en las aldeas y las fuerzas que hay. Estas órdenes son las que mantienen atados a estas peligrosas criaturas al Imperio, y la única razón por la que no se han vuelto contra ellos. Durante los meses de verano permanecen con sus amos, entrenando por sí mismo o adiestrando a otros cazadores, y esperando la llegada del otoño para partir a las tierras de sus enemigos.
Como personajes para una partida, los cazadores de cabezas pueden ser un buen enemigo para los pjs o funcionar como trasfondo para un jugador.
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