Hoy dejaré de lado a los awilum que tanto me gustan, y me centraré en una (espero) original profesión que no he visto abordada en la Pueta de Ishtar, y que da nombre a la entrada.
Rodrigo deja unas pocas líneas acerca del betún (o bitumen) en el apartado de Frutos de la tierra (página 83), pero no se explaya más en ella. Es de esperar, ya que es un manual de rol y no un documento de antropología acerca de los materiales del mundo antiguo, pero precisamente por ello voy a dedicarle unas líneas para intentar reflejar un poquito la importancia de esta sustancia.
Empecemos por lo que es el betún. A la mayoría le sonará por ser una sustancia que se usa para el calzado de piel. ¿Pero qué es exactamente? Se trata de una sustancia semi-viscosa, maloliente y oscura formada por restos orgánicos, similar al petróleo. De hecho, se encuentra muy cerca de sitios donde suele haber bolsas de petróleo, y como habréis podido adivinar, en la tierra de Kishar se encuentra con bastante frecuencia.
En el mundo de la Puerta de Ishtar, el betún se encuentra en grandes depósitos bajo tierra, que
debido a la presión y el calor suben a la superficie lentamente,
formando bolsas que abarcan diversos tamaños. Los hay desde pequeños
charcos negros de sustancia viscosa hasta lagunas estancadas de varios
metros de profundidad. Un burbujeo incesante y vapores malolientes
espantan a cualquier animal. Además, es tóxica para la ingesta y ni las plantas pueden aprovecharla, convirtiendo estos lugares en zonas carentes de vida.
El betún tiene diversos usos. El más común es como aislante y sustancia similar al cemento en los ladrillos y piedra. Dado que las inundaciones por desbordamiento (del canal de los ríos, no ningún diluvio, ya que las precipitaciones son escasas) son tónica habitual en las ciudades, es necesario evitar que los cimientos de los hogares se vinieran abajo por la humedad. Como decía antes, se usa también como argamasa para mantener unidas los distintos ladrillos de adobe de los edificios. Otra de las funciones, y muy importante, es la de impermeabilizar los botes que sirven como transporte, permitiendo que las balsas no se hundan y duren mucho más de lo habitual. El Imperio de Sargón necesita, pues, de esta preciada sustancia.
En los campos de betún hay pequeños asentamientos que trabajan en su recolección, y que dan nombre a la entrada. Son esclavos mushkenu, quizás con varios prisioneros condenados allí. Hombres, mujeres y niños nacen y mueren aquí. La forma de recolectar el betún varía, según el estado en el que se encuentre. El más sencillo es recogerlo en forma de pedazos semisólidos, similares a trozos de carbón pegajoso de diversos tamaños, y se encuentra en las zonas más externas de la boca del pozo. Esta tarea es la que suelen hacer los niños y las mujeres, aunque cargar con los canastos llenos de piedras no es precisamente una tarea fácil. La otra manera, más dificultosa, consiste en sumergir manualmente recipientes de barro en el pozo y extraer el viscoso líquido del pozo caliente. Esto obliga en muchas ocasiones a introducirse en ellos hasta las rodillas, con las consiguientes quemaduras.
Todo el betún se deposita en unas grandes bañeras de arcilla cocida, debajo de la cual hay un horno que es alimentado continuamente con cañas y ramas recogidas por los niños y ancianos. Allí las mujeres lo remueven todo el rato con cucharones (fabricados con cañas y omóplatos de oveja u otro animal). Cuando ven que la sustancia está lista, usan los cucharones para verterlos en moldes, y se les agrega arena para solidificarlos antes y darles mayor consistencia. Estos bloques se dejan enfriar, y varias horas después están listos para ser transportados en balsas hasta el lugar de destino.
Para evitar fugas, los habitantes tienen prohibido cultivar su comida, que es traída por los transportes. Dependiendo de sus amos para sobrevivir, evitan así los awilum cualquier conato de resistencia.
De esta manera funcionan los campos de recolectores. Es una existencia gris y poco agradable. Una visión común de estos lugares es precisamente esa: docenas de hornos
humeantes y un desagradable olor, con hombres y mujeres de apariencia
sucia vaciando canastos en fila en las bañeras mientras otros abanican el fuego, con personas yendo y viniendo entre el humo hacia lagos y charcos negros como la noche.
Entre los propios mushkenu, ser un recolector de betún es la posición más baja que hay, y los propios awilum los desprecian terriblemente: estar obligados a recoger la suciedad que escupe la tierra no es precisamente una idea muy digna para ellos, pero encaja perfectamente con la naturaleza de las razas menores.
Sugerencias para el juego (esta vez estoy falto de imaginación):
-Trasfondo de un mushkenu fugado. Como siempre, puede ser el punto de origen de un personaje.
-El Culto del pozo (semilla de aventura): el amo de los recolectores de betún recibe una extraña noticia de uno de los transportistas. Al parecer, los esclavos trabajan con más ahínco que nunca en los pozos de betún, lo cual es bueno para los awilum, pero la razón es que afirman que su dios duerme bajo él y desean sacarlo a la luz. Esto le inquieta, pues aunque duda que un dios desease hablar con unos míseros esclavos en lugar de con su dueño, cabe la posibilidad de que haya algo más de por medio. Hay que averiguar lo que está ocurriendo.